El efecto Heliotrópico: ¿Qué aspecto tendría el éxito?

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El efecto Heliotrópico es la tendencia de los seres vivos de procurar lo que da vida y evitar lo que puede destruirla. Tal como ocurre con los seres humanos que nos acercamos a aquellas otras personas que sentimos que son de confiar y nos alejamos de aquellas que percibimos como una amenaza, la naturaleza muestra inagotable evidencia de cómo los sistemas sanos van en búsqueda de nutrientes o de la energía del sol, van en busca de «aquello que da vida».

Algunas plantas tienen tan desarrollada esta tendencia que han evolucionado al punto de tener la increíble capacidad de ir girando a lo largo del día para orientarse hacia el sol, hacia lo vital.

Aunque no seamos conscientes de esto o a menudo no lo aprovechemos, nosotros, nuestros equipos y las organizaciones de las que formamos parte, también tenemos el poder para elegir llevar nuestra atención a aquello que nutre, fortalece, apoya, inspira y permite crecer a nuestras relaciones más importantes.

Lamentablemente, no siempre sabemos cómo adueñarnos de esta capacidad de apreciar, crear, elegir y atraer aquello que es verdaderamente importante para nosotros. Nuestro instinto de supervivencia, muchas veces desproporcionado, y un enfoque recurrente de -deficit managment-, siempre preocupado por las carencias, limitaciones, los problemas (sus culpables), y por todo aquello que -no- funciona, suelen descarrilar y frustrar nuestra tendencia heliotrópica.

¿Tu liderazgo se enfoca en reducir y alejar aquello que NO quieres…

o, se centra en facilitar, acelerar y potenciar nuevas oportunidades para aquello que SÍ quieres y es vital?

En palabras de la Dr. Lindsey Godwin, directora académica del David L. Cooperrider center de Appreciative Inquiry, el liderazgo ya no trata más sobre conducir a un grupo u organización hacia un resultado conocido; trata sobre “generar continuamente nuevas posibilidades, para -aquello que queremos más-.”

Y para liderar en dirección de aquello que sí queremos es clave aprender y practicar herramientas y metodologías distintas a las que hemos estado acostumbrados desde un enfoque tradicional y aún pervasivo como el de déficit managment. Necesitamos desarrollar un Mindset Generativo y aprender a movernos de un modo de déficit (protección/reactivo), a uno de mayor propósito y conexión, a un modo centrado en fortalezas y generativo: de nuevas ideas, percepciones, imágenes anticipatorias positivas y teorías que proporcionen mejores alternativas para la acción y evolución de las organizaciones.

¿Por qué en las intervenciones de Appreciative Inquiry empezamos con preguntas que nos permiten descubrir aquello que apreciamos más?

Porque cuando reenfocamos nuestra atención en esa dirección conectamos con lo que nos ayuda a dar lo mejor de nosotros mismos, con nuestras fortalezas y factores de éxito compartidos, y desde ese -núcleo positivo- percibimos nuevas y mayores posibilidades para el futuro.

Porque este tipo de preguntas son el inicio de un camino que habilita y potencia nuestra capacidad de poder GIRAR hacia lo vital, de forma similar a como lo hacen las plantas que se mueven hacia la luz, y de poder “generar continuamente nuevas posibilidades, para -aquello que queremos más-.”

Una práctica concreta en ese sentido sería, por ejemplo, el que en lugar de comenzar centrándonos en aquello que está mal en la organización y sus equipos (enfoque correctivo centrado en problemas, carencias, limitaciones), los lideres y sus equipos experimentaran con la opción de elegir preguntarse primero qué está funcionando bien y cómo podemos contagiar y llevar aquello exitoso y destacable a un nivel superior. Para muchos de los Equipos Generativos con los que trabajo, hacer solo este cambio de enfoque de inicio en sus diálogos, planeamientos y retrospectivas ya significa un giro de 180 grados sobre cómo hacen las cosas y el impacto de las mismas.

¿Qué quieres acelerar o ver crecer?

El Dr. David Cooperrider, uno de los investigadores de desarrollo organizacional más importantes de nuestra época, sostiene que las organizaciones, como todos los sistemas humanos, crecen en dirección de lo que más rigurosa y persistentemente se preguntan sobre sí mismas y su futuro. En otras palabras, nuestras organizaciones avanzan y evolucionan en la dirección de las preguntas que les planteamos.

Nuestras preguntas lideran, son cruciales, y tienen el poder de acercarnos o alejarnos de aquello que es vital para nuestras familias, nuestros equipos o negocios.

Comparto a continuación algunas preguntas -iniciales- para despertar y encarrilar nuestra tendencia heliotrópica natural y para clarificar o DEFINIR en qué dirección -verdaderamente- queremos enfocar nuestra atención e indagación:

¿Qué quieres cultivar y ver crecer? …en tu familia, equipo u organización.
¿Qué quieres ver, oír, sentir o hacer más?
¿Qué quieres cambiar en términos positivos, acelerar o te gustaría llevar a un nivel superior?

De la misma manera que un bello atardecer en el Sahara de Egipto, como el que comparto en esta publicación, nos reúne, emociona, mueve y atrae; en la actualidad necesitamos de un liderazgo capaz de co-crear y generar nuevas posibilidades que nos entusiasmen y muevan a la acción.

Un liderazgo capaz de permitirnos girar y evolucionar en dirección de «aquello que da vida», un liderazgo ágil y sistémico que nos impulse a avanzar de manera natural, de forma sostenida y resiliente, en dirección de aquellas imágenes anticipatorias, convincentes, energizantes e inspiradoras de un futuro potencialmente mejor y excepcional, un futuro que nos atrae, compromete y motiva, a todos.